06 Dic Ding dong, última llamada, Hope Makers!!
Xiskya Valladares rp.
El menor de todos los miembros del Sínodo de la Sinodalidad tiene 19 años, es de Estados Unidos y se llama Wyatt Olivas. Estudia en la Universidad de Wyoming y participar en el Sínodo le supuso ausentarse de clases durante cuatro semanas en 2023 y otras cuatro semanas en 2024. ¿Qué hizo para justificar sus faltas de asistencia? Lo que solo a un joven de 19 años se le podía ocurrir: pedirle al Papa Francisco que le firmara la justificación. En 2023 Wyatt logró su objetivo porque supo esperar, porque sintió por dentro la fuerza de que lo iba a lograr. Y sí, el Papa le firmó el justificante, lo puedes ver en algunos medios de comunicación como vatican.va. Este octubre 2024, me acerqué a él con la pregunta: “¿Volveras a hacerlo?” Y me dijo: “¡Por supuesto! El año pasado me sirvió.” Efectivamente, lo volvió a hacer y lo volvió a lograr. En un papel cualquiera escribió su justificación y el Papa le puso su firma.
Hace poco alguien me explicaba que hay tres tipos de esperanza: 1) la de quien dice “ojalá mañana salga el sol”, es algo que se espera pero no depende de nosotros; 2) la de quien dice “mañana espero ir al cine”, es la propia de quien tiene en sus manos realizar la esperanza; 3) y la de quien dice “no salió el sol, ni pude ir al cine, pero sigo esperando y no me hundo por eso”, esta última es la esperanza cristiana, la de quien en la adversidad tiene una fuerza interior capaz de trabajar como si todo dependiera de sí, y a la vez confíar como si todo dependiera de Dios (idea atribuida a San Ignacio de Loyola). Wyatt Olivas esperó la firma del Papa, y por eso se acercó a pedírsela y la obtuvo.
“Los jóvenes hoy no lo tienen fácil”, he escuchado muchísimas veces. Y es verdad. Pero ese es solo un punto de vista de la realidad. Las personas que dejan huella en este mundo ven más allá: donde hay dificultades, ellos ven retos y donde hay retos, ven esperanza. En este sentido, el Sínodo de la Sinodalidad es un revulsivo contra la desesperación y el negativismo, ya que busca renovar la Iglesia desde sus raíces, fortaleciendo el sentido de comunidad, escucha y esperanza.
Fomenta la escucha y el encuentro: En un mundo marcado por divisiones, aislamiento y falta de diálogo, el Sínodo promueve una cultura de escucha profunda y encuentro fraterno. Esto envía un mensaje de que cada persona cuenta, incluso en un contexto global que a menudo desvaloriza a los más vulnerables. Revulsivo: Combate el individualismo y el cinismo al mostrar que la comunidad tiene el poder de transformar la realidad.
Genera Espacios de Esperanza: A través de su enfoque de caminar juntos (syn-hodos), el Sínodo busca crear un espacio para la participación activa y significativa de todos los fieles, especialmente de los jóvenes, los marginados y aquellos que sienten que no tienen lugar en la Iglesia. Revulsivo: Frente al pesimismo, ofrece una visión de futuro donde todos tienen un papel que desempeñar.
Reafirma la fe en la acción comunitaria: La sinodalidad no es solo un método, sino un testimonio de que la Iglesia puede ser un espacio transformador, colaborativo y compasivo. Revulsivo: Inspira confianza en que el cambio es posible cuando se trabaja juntos en solidaridad.
Aborda las injusticias: El Sínodo pone un énfasis especial en los más pobres, los excluidos y el cuidado de la «casa común». Esto es un antídoto directo contra el negativismo, porque ofrece un compromiso concreto para hacer frente a las injusticias del mundo. Revulsivo: Ofrece acciones tangibles que combaten el sentimiento de impotencia frente a los problemas globales.
Reconoce y Valora la Diversidad: Al incluir voces de todo el mundo, de diferentes culturas, edades y contextos, el Sínodo muestra que la diversidad no es una amenaza, sino una riqueza. Revulsivo: Contrarresta el pesimismo basado en las diferencias y fomenta la unidad en la diversidad.
Inspira un Nuevo Liderazgo: Al dar protagonismo a laicos, jóvenes y mujeres, el Sínodo rompe con estructuras rígidas y autoritarias, proponiendo una Iglesia participativa y dialogante. Revulsivo: Reafirma que todos, desde su lugar, pueden ser agentes de cambio y esperanza.
Da Testimonio de Fe Viva: Frente a un mundo marcado por la desesperanza, el Sínodo es un testimonio de que el Evangelio sigue siendo una fuente de alegría, renovación y sentido de vida. Revulsivo: Proporciona una narrativa positiva que contrarresta el escepticismo religioso.
El Sínodo de la Sinodalidad no solo responde a desafíos internos de la Iglesia, sino que también es una respuesta activa a los desafíos externos de un mundo herido. Es una invitación a construir un camino común basado en la esperanza, el discernimiento común y la acción concreta comunitaria, desafiando así cualquier forma de negativismo o desesperanza.
Me acuerdo que cuando revisábamos el primer borrador del documento final de síntesis, nos dimos cuenta de que no había ningún número referido a los jóvenes. ¿Cómo hablar de sinodalidad sin los jóvenes? Otra vez fue Wyatt Olivas quien pidió la palabra y suplicando pidió a la Asamblea que no nos olvidaremos de los jóvenes a quienes él representaba. Hoy tenemos un número 62 en el Documento final de Síntesis que afirma que los jóvenes tienen mucho que aportar al cambio y renovación de la Iglesia. Suelen ser súper sensibles a valores como la fraternidad y el compartir, y no les van las actitudes paternalistas o autoritarias. A veces parecen críticos con la Iglesia, pero, en realidad, muchas veces están comprometidos con construir comunidades más acogedoras, que luchen contra las injusticias sociales y cuiden del planeta. Esto encaja perfecto con la idea de una Iglesia sinodal promotora de esperanza en medio de un mundo muy herido y roto.
Me viene a la memoria la respuesta espontánea de tantos jóvenes voluntarios en las zonas de Valencia afectadas por la DANA, o los que participan en movimientos como «Fridays for Future» que movilizan a miles de jóvenes para exigir acciones contra el cambio climático, o la iniciativa Black Power en Navarra, conformada por jóvenes afrodescendientes de entre 13 y 22 años, que luchan contra el racismo y las injusticias sociales apoyados por Médicos del Mundo. Son muchos los casos de jóvenes que se organizan ante las injusticias, la pobreza, el cambio climático o la inmigración porque esperan poder construir un mundo mejor. Pero por si alguno aún no se ha puesto en marcha como peregrino y sembrador de esperanza, te dejo este decálogo de la esperanza cristiana en clave de sinodalidad (porque juntos hacemos camino y construimos futuro):
1. La esperanza siempre camina en comunidad. No estás solo. La Iglesia es como un grupo de amigos que te acompaña en las subidas y bajadas de la vida.
2. Escuchar es sembrar esperanza. Antes de juzgar, escucha. La sinodalidad nos enseña que cada voz cuenta, ¡y tú también tienes algo importante que decir!
3. El Evangelio es el mapa, Jesús el guía. Camina con confianza porque tienes al mejor líder (Jesús) y un mensaje que transforma vidas.
4. Ser sinodal es abrir puertas, no cerrarlas. La esperanza triunfa cuando invitamos a otros a entrar, especialmente a quienes más lo necesitan.
5. Caminar juntos es más emocionante que correr solo. La sinodalidad nos invita a caminar al ritmo del otro, sin prisas pero sin pausas. Juntos llegamos más lejos.
6. La diversidad no divide, enriquece. La Iglesia es una sinfonía donde cada cultura, idea y experiencia suma. ¡Celebra las diferencias!
7. La oración es gasolina para la esperanza. Habla con Dios, confía en Él y deja que su luz ilumine el camino, incluso en los días grises. Con Él podemos lograrlo.
8. Comprométete: la esperanza es acción. La sinodalidad no es solo palabras. Arremángate y trabaja por los más pobres, los migrantes, el planeta. Los necesitas.
9. La sinodalidad es un antídoto contra la desesperación. Donde encuentres sombras, sé luz. Donde haya dudas, siembra confianza. ¡Tú eres agente de cambio!
10. Cree en el futuro porque Dios ya está allí. Camina con la certeza de que el amor de Dios guía la historia, incluso cuando no lo entendamos todo.
¡Juntos hacemos Iglesia y juntos llevamos esperanza al mundo! El relato de Wyatt Olivas y su participación en el Sínodo de la Sinodalidad no es solo una anécdota juvenil, sino un símbolo del espíritu que la Iglesia necesita hoy. Wyatt demuestra que la esperanza no es una expectativa pasiva, sino una fuerza activa que impulsa a tomar decisiones audaces, a perseverar y a confiar en el proceso. En su gesto, vemos reflejados los tres tipos de esperanza: el deseo, el esfuerzo y la confianza cristiana que trasciende los resultados inmediatos.
El Sínodo de la Sinodalidad emerge como una respuesta concreta a los desafíos de un mundo dividido y herido, reforzando la comunidad, la escucha y el compromiso. Este proceso no es solo una renovación de estructuras eclesiales, sino un verdadero revulsivo que invita a todos, especialmente a los jóvenes, a convertirse en agentes de cambio.
Las historias de jóvenes que trabajan por los más vulnerables, ya sea enfrentando las secuelas de una DANA, luchando contra el cambio climático o promoviendo la inclusión y la justicia social, son un recordatorio de que la esperanza cristiana tiene rostro, nombre y acción. Son jóvenes como Wyatt los que nos enseñan que, frente al negativismo, la desesperanza o el conformismo, la sinodalidad nos llama a «caminar juntos» con una fe viva y activa.
En este camino sinodal, las consecuencias son claras:
- Un cambio de mentalidad, que pasa del individualismo al sentido comunitario.
- Un compromiso renovado, donde cada joven es protagonista de la transformación.
- Una Iglesia abierta y diversa, capaz de escuchar, acoger y responder a las necesidades del mundo.
- Una fe activa y confiada, que trabaja incansablemente por la justicia y la esperanza, mientras confía en Dios para guiar el futuro.
La gran cuestión abierta es: ¿Me siento llamado a vivir esto de alguna manera? ¿Cómo podría concretizarlo en mi vida?
Ding dong…Última llamada para todos los peregrinos de la vida, con destino a la esperanza compartida. Por favor, diríjanse inmediatamente al camino de la sinodalidad. El tiempo para embarcarse en la misión de transformar el mundo con amor y fe está a punto de finalizar. ¡No te quedes atrás, el viaje comienza juntos! Se ruega a los Hope Makers que pasen por Fast Track.
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